Oportunidad para renovar el FMI
Las crisis pueden representar una oportunidad y la brusca caída del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, es una nueva ocasión para demostrarlo.
Desde su creación, la institución ha estado encabezada por un representante europeo, fruto del acuerdo tácito entre Estados Unidos y la UE que deja la presidencia del Banco Mundial en manos de un estadounidense.
Ahora los 24 miembros que componen el Consejo Consultivo del FMI, en representación de los 187 países integrantes, tienen la responsabilidad de nombrar al sucesor de Strauss-Kahn en la que se anticipa como la primera elección reñida por la dirección del organismo. No obstante, la disputa puede terminar sólo en apariencias, porque EEUU y la UE concentran más del 50% del poder de voto y la designación requiere mayoría simple.
Sin embargo, aunque los europeos parecen haber consensuado su respaldo a la actual ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, será difícil imponer un nombre considerando la cantidad de candidatos ya en disputa y, en especial, ante la exigencia de los países emergentes que quieren ver reflejado en este cargo su mayor peso en la economía mundial.
Juega en contra de las intenciones de las economías emergentes la falta de consenso en torno a un nombre. A la fecha se han presentado candidatos de México, Kazakastán, Tailandia, Turquía y Chile, entre otros. Pero ello no resta mérito a esta demanda de renovación y mayor protagonismo. El FMI no estuvo a la altura de las circunstancias frente a la crisis financiera y tampoco Europa ofrece hoy un ejemplo sólido a seguir.
Desde su creación, la institución ha estado encabezada por un representante europeo, fruto del acuerdo tácito entre Estados Unidos y la UE que deja la presidencia del Banco Mundial en manos de un estadounidense.
Ahora los 24 miembros que componen el Consejo Consultivo del FMI, en representación de los 187 países integrantes, tienen la responsabilidad de nombrar al sucesor de Strauss-Kahn en la que se anticipa como la primera elección reñida por la dirección del organismo. No obstante, la disputa puede terminar sólo en apariencias, porque EEUU y la UE concentran más del 50% del poder de voto y la designación requiere mayoría simple.
Sin embargo, aunque los europeos parecen haber consensuado su respaldo a la actual ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, será difícil imponer un nombre considerando la cantidad de candidatos ya en disputa y, en especial, ante la exigencia de los países emergentes que quieren ver reflejado en este cargo su mayor peso en la economía mundial.
Juega en contra de las intenciones de las economías emergentes la falta de consenso en torno a un nombre. A la fecha se han presentado candidatos de México, Kazakastán, Tailandia, Turquía y Chile, entre otros. Pero ello no resta mérito a esta demanda de renovación y mayor protagonismo. El FMI no estuvo a la altura de las circunstancias frente a la crisis financiera y tampoco Europa ofrece hoy un ejemplo sólido a seguir.
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