Primer paso para organizar el deporte
Rige la Ley 1445 del 2011, que reglamenta la organización asociativa para el deporte profesional colombiano y protege los derechos laborales de los deportistas. La presentó oficialmente esta semana el presidente Juan Manuel Santos como resultado de un esfuerzo conjunto entre Gobierno y dirigentes deportivos.
Uno de sus propósitos principales es garantizar los derechos de los deportistas profesionales, especialmente de los futbolistas, cuya situación laboral desventajosa está en primer plano hace varios meses a raíz del retraso de varios clubes en pagarles los salarios a sus jugadores.
El presidente Santos despejó las dudas sobre el tratamiento del Gobierno a los clubes profesionales, al afirmar que aunque hasta ahora habían sido generosos con ellos, a partir de ahora serán “muy severos” en caso de que no cumplan con las disposiciones nuevas, con sanciones como la pérdida del reconocimiento deportivo de Coldeportes a los que incumplan con el pago por más de 60 días.
Pero lo más importante en la Ley 1445 es que los clubes con deportistas profesionales deberán organizarse como corporaciones o asociaciones deportivas, o como sociedades anónimas.
No hay duda de que, además de un deporte, el fútbol es un espectáculo y un buen negocio, cuyo funcionamiento no estaba estructurado ni sobre él se ejercían controles suficientemente estrictos para impedir abusos.
La alternativa de los clubes de fútbol profesional de convertirse en sociedades anónimas permitirá no sólo capitalizarse para financiar sus costos altos, sino que abre las puertas a una democratización accionaria, lejana del esquema excluyente de hoy.
El modelo nuevo promoverá la participación en el fútbol de socios reales y no de papel, los que han permitido la entrada de dineros mal habidos. Con el aporte de capital, podrá estructurarse un negocio próspero, que le saque provecho a las marcas, a la taquilla y a la publicidad de manera legítima y transparente, y sobre todo, permitirá elevar su calidad como espectáculo.
También hay que resaltar que la Ley 1445 establece correctivos drásticos a la violencia que se ha tomado los estadios colombianos, a través de multas y sanciones fuertes para quienes promuevan o realicen actos agresivos, incluso verbalmente y para quienes causen daños a la infraestructura deportiva.
Se introdujo, además, un conjunto de sanciones a quienes intenten meter a los estadios o tengan en su poder durante espectáculos deportivos, alucinógenos, armas y objetos peligrosos.
Por supuesto, como muchas otras leyes que existen en Colombia, su eficacia depende de que se logre cabalmente hacerla cumplir, que las autoridades judiciales no se dejen enredar en la maraña de estrategias leguleyas para asegurar la impunidad de los vándalos y los violentos o para burlar los controles a las finanzas de los clubes profesionales.
Sería bueno que la Ley 1445 de 2011 sea difundida y que todos los colombianos la conozcan a fondo, para que se conviertan en garantes de que se cumpla.
El primer paso para organizar y legitimar el deporte profesional está dado. De todos depende que se den los demás.
Uno de sus propósitos principales es garantizar los derechos de los deportistas profesionales, especialmente de los futbolistas, cuya situación laboral desventajosa está en primer plano hace varios meses a raíz del retraso de varios clubes en pagarles los salarios a sus jugadores.
El presidente Santos despejó las dudas sobre el tratamiento del Gobierno a los clubes profesionales, al afirmar que aunque hasta ahora habían sido generosos con ellos, a partir de ahora serán “muy severos” en caso de que no cumplan con las disposiciones nuevas, con sanciones como la pérdida del reconocimiento deportivo de Coldeportes a los que incumplan con el pago por más de 60 días.
Pero lo más importante en la Ley 1445 es que los clubes con deportistas profesionales deberán organizarse como corporaciones o asociaciones deportivas, o como sociedades anónimas.
No hay duda de que, además de un deporte, el fútbol es un espectáculo y un buen negocio, cuyo funcionamiento no estaba estructurado ni sobre él se ejercían controles suficientemente estrictos para impedir abusos.
La alternativa de los clubes de fútbol profesional de convertirse en sociedades anónimas permitirá no sólo capitalizarse para financiar sus costos altos, sino que abre las puertas a una democratización accionaria, lejana del esquema excluyente de hoy.
El modelo nuevo promoverá la participación en el fútbol de socios reales y no de papel, los que han permitido la entrada de dineros mal habidos. Con el aporte de capital, podrá estructurarse un negocio próspero, que le saque provecho a las marcas, a la taquilla y a la publicidad de manera legítima y transparente, y sobre todo, permitirá elevar su calidad como espectáculo.
También hay que resaltar que la Ley 1445 establece correctivos drásticos a la violencia que se ha tomado los estadios colombianos, a través de multas y sanciones fuertes para quienes promuevan o realicen actos agresivos, incluso verbalmente y para quienes causen daños a la infraestructura deportiva.
Se introdujo, además, un conjunto de sanciones a quienes intenten meter a los estadios o tengan en su poder durante espectáculos deportivos, alucinógenos, armas y objetos peligrosos.
Por supuesto, como muchas otras leyes que existen en Colombia, su eficacia depende de que se logre cabalmente hacerla cumplir, que las autoridades judiciales no se dejen enredar en la maraña de estrategias leguleyas para asegurar la impunidad de los vándalos y los violentos o para burlar los controles a las finanzas de los clubes profesionales.
Sería bueno que la Ley 1445 de 2011 sea difundida y que todos los colombianos la conozcan a fondo, para que se conviertan en garantes de que se cumpla.
El primer paso para organizar y legitimar el deporte profesional está dado. De todos depende que se den los demás.
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